Ejemplo de actividad didáctica: Recorrido interactivo.
En esta entrada voy a hablar de una actividad didáctica que se me ha ocurrido y que a mi parecer podría ser de gran utilidad para algunos museos, cuyas exposiciones permanentes han caído en la monotonía y en la falta de espectacularidad para atraer al visitante autóctono.
La actividad, trata de realizar por parte del visitante y con la ayuda del personal cualificado del museo, un recorrido interactivo, es decir, un recorrido por nuestra colección a modo de investigación. Una actividad dedicada preferentemente a un público escolar pero susceptible de ser disfrutada por un público adulto.
Se trata, por tanto, de proporcionar al visitante un material didáctico con información sobre las obras que forman parte del recorrido que se quiere destacar, que por supuesto será parte de la colección permanente del museo. Dicho material, proporcionará al visitante las pautas a seguir para ir descubriendo aspectos menos conocidos de las obras. Se trata de misiones, descubrir pistas en las obras, pistas que llevarán a otras obras, realizando al fin todo el recorrido que se pretende cubrir.
Todo comienza en el hall del museo, donde el personal explicará las pautas a seguir en la actividad y les conducirá al comienzo de la visita, a la primera obra. Es aquí donde comienza el recorrido y donde el visitante podrá empezar a construir su propia visita a través del material didáctico. Se pretende un estudio de la obra, desde el autor, hasta los materiales y su relación con las demás obras del museo. Se trata por tanto de descubrir aspectos que de otra manera, pasarán desapercibidos para el visitante común.
Las misiones o pruebas para el visitante no serán demasiado complicadas, se tratará de analizar la obra, observar, descifrar rompecabezas relacionados con la información que se facilitará en el kit y que se deberá obtener de la propia obra. Se incluirá material visual de las obras para facilitar la búsqueda de los cuadros o esculturas, y así dinamizar la visita y no perdernos entre las salas del museo.
El material deberá estar adaptado a la franja de edad que corresponda, procurando evitar mensajes eruditos que repelen a ciertos sectores sociales, debe ser un mensaje comprensible, interesante y divertido.
Es necesario que el material además cumpla con las pretensiones de accesibilidad, es decir reservar algún kit, para personas con deficiencia visual o auditiva además de facilitar el acceso a personas con dificultades físicas o psíquicas.
El material o kit didáctico se compondrá de:
- Imágenes de las obras a descubrir.
- Papel y lápiz.
- Audio-guía (cuando fuese necesario).
- Información de las obras que forman parte del recorrido que se va a realizar.
- Instrucciones para las diferentes misiones.
- Encuesta de satisfacción (personalizada según franja de edad).
Las pretensiones del taller, o actividad didáctica, es dar a conocer aspectos ocultos de las obras, aprender de manera lúdica, y crear apego del visitante hacia el museo, no simplemente como un templo del saber, sino un lugar donde se aprende y se fomenta un aprendizaje ameno.
La función del personal del museo, será ir guiando a los visitantes en sus diferentes pruebas y supervisando el buen funcionamiento de la actividad, para evitar molestias a otros visitantes. Se le consultarán las dudas sobre el material didáctico, y mostrará su apoyo a aquellas personas que lo necesiten.
Siempre y cuando el presupuesto nos lo permita, el personal del museo participante de la actividad irá caracterizado y participará dando pistas al visitante, contando la historia de la obra o la vida del autor, enfatizando en los aspectos que queremos resaltar.
Los elementos didácticos que se intentarán poner en valor son:
- Apreciación de estilos.
- Búsqueda de mensajes ocultos (valores simbólicos y afectivos de la obra).
- La importancia de la conservación.
- La línea y el color en la pintura.
- Los materiales (en el caso de esculturas).
- El autor (vida, obra y producto final).
En el caso de la encuesta de satisfacción será importante incluirla, e invitar al visitante a completarla, pues nos dará la información necesaria para saber si nuestra actividad está bien adaptada, si cumple con las funciones requeridas. Y por tanto para ayudar a conocer los aspectos positivos y negativos de la visita interactiva, para poder realizar los cambios pertinentes y conseguir el éxito de público al que aspiramos.
En conclusión, se trata de realizar una actividad dinámica, divertida y sobre todo didáctica, a modo de historia, o concurso interactivo, se fomenta la autonomía del visitante y su aprendizaje, será necesario que éste asiente unas ideas básicas en su mente para poder completar las diferentes pruebas. Una información que no es memorizada, sino asimilada, y por lo tanto más duradera que la anterior.
Se pretende que el visitante vuelva y ponga en práctica lo aprendido, que se revalorice nuestra exposición permanente, y se sienten las bases necesarias para el disfrute del arte, ya sea en nuestro museo o en cualquier otro.
SERGIO LÓPEZ VALLEJO.