En esta entrada voy dar mi opinión respecto a la gestión actual de los museos, puesto que son muchas las noticias que estoy leyendo últimamente relacionadas con los museos y la problemática de su gestión.
Hoy día nos encontramos con un panorama museístico de lo más variado, o variopinto. Museos públicos, privados, semi-públicos, semi-privados, no se sabe bien donde está la diferencia entre uno y otro. Pero lo que si está claro es que la gestión de los museos, como instituciones sin ánimo de lucro, queda cada vez más en entredicho.
Un sistema que está arraigando con fuerza en la gestión de los museos, en su mayoría museos de promoción local o provincial, es una fórmula a medio camino entre lo público y lo privado, las colecciones son donadas por particulares y la conservación e inversión recae sobre manos públicas, lo que da lugar a la creación de una nueva manera de entender los museos. Ya no solo como institución en favor del público y la conservación y difusión de obras de arte sino, como herramienta publicitaria para personas sin escrúpulos. Tanto de un bando como del otro, por desgracia pocos se salvan de este problema.
Así en los últimos días hemos asistido a innumerables inauguraciones de museos a lo largo y ancho de Andalucía y de España, que por cuestiones de tiempo se terminan a la carrera, sin un plan museológico debidamente completado y razonado. Con unas instalaciones que debido a la celeridad de las obras han sido las que han determinado la ordenación de las obras, además del consiguiente aumento presupuestario, que no beneficia a nadie. Pero el más perjudicado es el propio museo, pues inicia su andadura o su nueva andadura, según los casos, con un déficit difícil de recuperar, al tratarse de una institución de estas características. Las expectativas son elevadas debido a la propia inversión y por supuesto el resultado es una sensación de insatisfacción por parte del visitante, que no ve en el resultado justificación suficiente para el gasto, que no debemos olvidar, ha salido de su propio bolsillo. Además el problema no termina ahí, en cuanto a satisfacción del público se refiere, pues la entrada a dichos museos, precisamente por los condicionantes antes mencionados, resulta a veces desproporcionada, es decir, los contribuyentes pagan para la construcción del museo, de manera mal gestionada, y más tarde deben seguir pagando por su disfrute a un precio prohibitivo, y sin relación calidad-precio, con lo que visita.
Además esta variante de gestión museística, propicia la aparición y división de poderes en cuanto a gestión se refiere, se crean Patronatos y fundaciones (privadas aunque rodeadas de la parafernalia pública) que gestionan y toman decisiones, hasta este punto, todo entra dentro de lo normal, el problema está en la aparición de "patronos" que poco tienen que ver con la institución del museo, y menos con la gestión de los mismos, además recae en ellos en muchas ocasiones la potestad y la capacidad de decisión. El resultado al fin, es una mala gestión del museo. Pues si las personas que gestionan los museos, no conocen el funcionamiento de los mismos difícilmente se lograrán y se propondrán objetivos factibles. En definitiva, a lo único que se conseguirá llegar es a la foto, la propaganda y la publicidad ficticia. Ficticia porque será flor de un día, gran entusiasmo en principio para llegar a la indiferencia, después de una mala experiencia.
Los problemas de dicha gestión no terminan ahí, claro que no, todavía podemos escavar un poco más, y darnos cuenta de como debido a la falta de experiencia en gestión y la devolución de favores, además de factores políticos (principales responsables de la gestión) y demás, vemos como el personal de los museos es contratado sin un criterio claro, a veces subcontratado, propiciando la eventualidad, el intrusismo laboral, y la inoperancia. Que no hacen más que debilitar a la institución y ayudar a que el visitante, principal valedor en principio, vea en dicho edificio un gasto sin fundamento, sin beneficio para su comunidad, para su persona.
En resumen, la situación de los museos semi-públicos, que proliferan hoy día, a mi entender es bastante preocupante, formulas de gestión que parecen tener un futuro gris, debido a su propia naturaleza de improvisación y falta de objetivos claros y difíciles de constatar.
Me alegra leerte Sergio y solo puedo que felicitarte por el blog. Estoy casi totalmente de acuerdo con lo que escribes y que además comparto. Pero tu afirmación de que un particular "dona" la obra para ser expuesta es falsa en muchas demasiadas ocasiones. Los particulares de de nuestro alrededor, Sra Baronesa de Thyssen Bornemisza, Sres herederos de Picasso, propietario de la colección de automóviles, etc. no donan nada. En el mejor de los caso ceden la obra de forma aparentemente gratuita pues nunca contabilizan los gastos de construcción de edificio, mantenimiento de obras, sueldos de personal, incluidos los patronos donde siempre están los supuestos donantes, etc. Nunca hablan de los beneficios exteriores (subastas de obras prestadas que no comparten con la administración encargada del museo). En otros casos directamente se paga un alquiler.
ResponderEliminarSigue escribiendo y mi enhorabuena.
Tienes razón Isidoro, debería haber entrecomillado la palabra "donadas". Sé a lo que te refieres. Ha faltado el tono irónico en la frase.
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