Hoy se ha elegido a San Sebastián junto con Wroclaw, capitales de la cultura para el año 2016. Lo que me ha hecho pensar una vez más en el significado de dicha denominación, y si realmente se están atendiendo las verdaderas razones en la elección de las ciudades, sean cuales sean.
Está designación poco a poco se está convirtiendo en algo parecido a lo que podemos ver en la elección de la sede de los Juegos Olímpicos. Una carrera propagandística, donde las ciudades compiten entre sí, para demostrar cual de ellas tiene el suficiente valor cultural para representar la cultura (valga la redundancia). Así comprobamos como se realizan proyectos culturales a años vista, se inauguran museos por doquier, recorridos culturales, y si no tenemos cultura, porque ya no nos queda o porque no ha perdurado, se crea. No se escatima en gastos. Todo sea por ser un lugar reconocible para el turista foráneo, por crear una conciencia del gasto en cultura, o simplemente por justificar ciertas inversiones con un carácter más bien propagandístico que real.
En esta competición hacia la capitalidad europea de la cultura de 2016, que hemos podido ver bastante de cerca, pues estaba decidido que una de las sedes iba a ser española. Hemos podido comprobar esta carrera a la que me refería al principio. Los ayuntamientos han organizado todo un sistema propagandístico, desarrollando programas culturales sin precedentes en algunas ciudades, con un gasto por encima de lo admisible, para muchos, poco dados a los eventos culturales. Para otros, aficionados a la vida cultural, han visto un rayo de luz en sus ciudades. Pero este no es el problema, la inversión es siempre bien recibida por parte del contribuyente, se consigan los objetivos o no, lo que importa es el fondo, al fin y al cabo es una inversión que debe quedar en la ciudad, se supone que se está creando un patrimonio y una costumbre cultural.
La idea de Capitalidad de la Cultura, como proyecto está bien definida, con unos objetivos bastante claros, pero no me queda muy claro si las ciudades que optan a dicha denominación cumplen con los requisitos necesarios para presentarse. No me refiero a bagaje cultural o vida cultural, sino a las motivaciones que hacen que dicha ciudad se presente y finalmente consiga la capitalidad. Pues en muchas ocasiones, se frivoliza con la cultura, y esta es una de ellas. Se convierte en un concurso, o competición donde en muchas ocasiones importa más la cantidad que la calidad.
Los proyectos culturales presentados y que he podido ver, de varias candidaturas españolas, son muy interesantes en su mayoría, originales y hasta divertidas. Desde la creación de barrios temáticos, hasta las aperturas de infinidad de museos y centros de interpretación, programaciones teatrales, remodelación y reciclaje de edificios, etc. Ensalzando valores culturales propios de regiones, siempre con el telón de fondo de la Unión Europea. Pero mi pregunta es: ¿Qué va a pasar con aquellos proyectos de ciudades no elegidas? No me gustaría pensar que dichos proyectos quedarán aparcados, ya se sabe, "Estamos en crisis no se puede malgastar el dinero". Pero entonces ¿Por qué el gasto que antes parecía totalmente lícito, pasa a convertirse en algo desechable?; ¿La cultura solo merece la pena cuando hay un premio de por medio?
Precisamente a esto es a lo que me refiero con la falta de compromiso, a la hora de presentar una candidatura a Capital Europea de la Cultura. A la motivación de la ciudad para presentarse.
¿Es necesario fomentar la cultura y la interculturalidad, a través de una competición?; ¿No es mejor premiar a aquella ciudad que sin esperar nada a cambio ha promocionado la cultura en sus diferentes manifestaciones?; ¿No debería tratarse la cultura como un valor intrínseco a una sociedad o colectividad, en vez de una creación esporádica?
La cultura debería ser algo que estuviese presente en todos los presupuestos, haya premio al final o no, la cultura no debe ser elegida, sino que se va creando, la crean las personas, solo hay que favorecer el ambiente. La cultura no es una moda, no se debe apostar por la cultura, pues debería ser un valor que estuviera activo entre nosotros. La vida cultural, la costumbre en el consumo de cultura, es algo que debería estar arraigado en cualquier sociedad. El problema como siempre, es que se le da más valor a un número que a un concepto o significado, es decir, la cultura se ha visto desprotegida, sin ayuda, sin la promoción necesaria, sin incentivar su consumo, el resultado es que ahora debemos crear en la sociedad la conciencia del concepto cultura.
Para terminar espero que todos los proyectos, los buenos proyectos que han visto la luz como resultado de esta carrera que es la Capitalidad Europea de la Cultura, no caigan en saco roto, y podamos ir a visitar dichas ciudades elegidas y no elegidas para disfrutar de todas las iniciativas culturales que hoy por hoy están sobre el papel. Espero que adquieran forma y se puedan contemplar, tocar, sentir, en definitiva, disfrutar de la cultura, y conocer mejor todo lo que nos rodea.
Os dejo los enlaces a las diferentes candidaturas finalistas españolas: