Hola de nuevo.
Lo primero que quisiera hacer, es pediros disculpas por la ausencia continuada y el parón que se ha producido en el blog. La verdad es que el tiempo ha pasado rápido y yo no he tenido el tiempo suficiente como para escribir algo que mereciese la pena leer. Os pido disculpas.
En la entrada de hoy y para retomar el hábito de la escritura, quisiera reflexionar sobre los recortes en los presupuestos del Estado y de las Comunidades Autónomas. La verdad, es un tema que aunque lo vemos todos los días en los medios de comunicación, no está demás prestarle un poco de atención individual al ámbito que nos ocupa, sobre todo en este blog, como es el ámbito cultural.
Durante estas últimas semanas llevamos viendo y escuchando como los presupuestos se recortan o se van a recortar, de manera espectacular en diversos ámbitos como Investigación y Desarrollo, o en Sanidad o Educación. Se habla de profesores, colegios y hospitales, enfermeros, etc. Pero ¿Qué pasa con los proyectos culturales? Evidentemente estos también van a sufrir o están sufriendo las consecuencias del "tijeretazo presupuestario".
Desde 2008, el frenazo económico está causando estragos en los proyectos culturales que estaban previstos en nuestro país, de golpe y porrazo la cultura ya no es un motor económico, en los medios de comunicación se ha pasado de hablar de industria cultural, a omitir directamente la existencia de la misma. Parece que a nadie le interesa ya la cultura, solo el dinero, y por lo tanto esta ha pasado a un segundo o tercer plano.
Mientras en la calle, hemos visto y vemos como las personas consumen cultura, quieren consumir cultura, sacrifican otras cosas, para poder consumir cultura, solo se necesitan buenas ideas y precios realistas con la situación actual en la que vivimos. Los teatros que albergan grandes obras o espectáculos interesantes, se llenan. Los conciertos se llenan. Las exposiciones se llenan, y aunque sea otro nivel, las subastas de obras de arte están siendo un éxito de público y compradores.
Mi pregunta es ¿Cómo es posible que habiendo un interés social por la cultura y por su consumo, nadie se haga eco y se invierta en cultura?
La respuesta es simple, el recorte siempre es más fácil por el lado débil. Es decir, si usamos la demagogia, ¿Qué es más importante, la salud o la cultura? La respuesta es simple, todos iremos hacia la salud. Ahora ya a estas alturas no se respeta ni la salud, pero el primer recorte se hizo en la cultura. Mientras artistas, compositores, regidores, y demás profesiones relacionadas con la producción cultural, se pudren en una esquina sin que nadie les haga caso. A los interinos ya no los llaman para trabajar, es mejor dar un mal servicio, según algunos. Todo es recorte. Mientras, vemos como monumentos se deterioran a la espera de que la burocracia autorice una protección, y cuando la autoriza, caen en la cuenta de que no hay recursos para llevarla a cabo. Los yacimientos arqueológicos se paralizan, se tapan y se olvidan, "hasta más ver".
En el caso de los museos, la verdad, es otro pozo sin fondo, se suceden las exposiciones temporales, redundando en los mismos temas que ya hemos visto una y mil veces, ya nadie sorprende. Pero es que nadie tiene la capacidad de sorprender. Conservadores y gestores, con las manos atadas por presupuestos deficitarios, no pueden más que pedir obras prestadas a otros museos, economizando gastos, de trayectos cortos, ¿Dónde quedan aquellos tiempos de exposiciones monumentales, antológicas de grandes artistas? Quizás ya solo quedan en papel, como un recuerdo de una época que va a tardar en volver, y para personas como yo, que no viven en una capital cultural, será difícil ver alguna de ellas en los próximos años...
En conclusión, y para no seguir con esta opinión pesimista de la realidad, sólo decir que por lo menos nos queda la buena sensación de ver a personas que todavía se interesan por la cultura y quieren consumirla, y por tanto todavía quedan artistas con ganas de exponer, galerías con ganas de enseñar y museos con ganas de innovar. Músicos que crean gratis y difunden cultura, certámenes cinematográficos con visión global y difusión gratuita.
Son todos estos luchadores los que hoy por hoy se merecen mi respeto y mi admiración y son los que consiguen que siga ligado a este ámbito, aunque en la distancia, que es la cultura.