25 de agosto de 2011

Grandes museos del mundo. Parte I El Louvre.

En 1793 abre sus puertas por primera vez el Museo del Louvre, uno de los primeros museos públicos creados en Europa. Destinado a la divulgación científica y artística, siguiendo los preceptos de la ilustración.

Desde un principio, sus salas se llenaron con las colecciones reales, expropiadas durante la revolución francesa, la nueva república, decide que dichos fondos pertenecen al pueblo francés y los pone a su disposición.
Poco a poco, además de las colecciones reales, acumuladas durante siglos de coleccionismo y patrocinio de artistas, el museo del Louvre se nutre los botines de guerra en época de Napoleón. Las nuevas colonias van proporcionando una de las colecciones de arte oriental y africano de mayor importancia. Así se recopilaron objetos y obras de arte de época Mesopotámica, Egipcia, Musulmana, Griegos y Romanos de todos los confines de Europa.

Tras la caída de Napoleón, el estado francés y más concretamente el Museo del Louvre, se ve obligado a devolver gran parte de los tesoros expoliados, pero no todos. Muchos se quedaron en el museo, al poder este demostrar que habían sido conseguidos de manera “lícita”.

Poco a poco ya en el siglo XIX, las colecciones del Louvre, se fueron ampliando, otra vez gracias a las colonias, pero al ser un hecho generalizado entre las grandes potencias europeas, durante la expansión colonial, esta vez se aceptó el expolio. Así llegaron hasta las salas del Louvre, obras de arte tan importantes como La Victoria de Samotracia, pieza angular de la estructuración inicial del recorrido dentro del Louvre.

En un principio, el proyecto del Louvre, no era como lo conocemos hoy día. Se trataba de un macro proyecto Real. La residencia oficial de la Corona Francesa, pero su mayor esplendor lo vivió con la llegada  de Catalina de Medicis, que se propone la creación de un gran palacio, repleto de obras de arte que ella misma se encargaba de elegir. Se trataba de unir el antiguo castillo del Louvre con el Palacio de las Tullerías, para constituir así el mayor centro cultural conocido, aglutinando las Academias, pero sobre todo las Academias de Pintura y Escultura. El incendio del palacio de las Tullerías en 1871, provocó que el proyecto quedara aparcado e inconcluso. Unido al interés creciente de la corona por la construcción de Versalles, el proyecto se abandonó, quedando el museo con su actual imagen, de dos brazos alargados que comienzan desde el antiguo castillo. Dando lugar a una plaza abierta al público que termina en los jardines de las Tullerías. La última remodelación del Louvre se realizó en la década de los 80, ya en el siglo XX, configurando en la plaza antes mencionada la Pirámide de Cristal, de Ieoh Ming Pei que constituye una obra en si misma, y desde la cual se articula la entrada principal del museo actualmente. A lo largo de su historia en el Museo del Louvre han participado artistas como Claude Perrault y los pintores Simon Vouet y Charles Le Brun. Además Delacroix y George Braque, pintaron algunos de sus techos.

Hoy día el Museo del Louvre es uno de los mayores museos del mundo, se necesita más de un día para poder contemplar todas sus colecciones. Con la última remodelación, se ha llegado al museo como espectáculo, no solo es llamativo lo que contiene sino también el contenedor. Hay restaurantes, tiendas, lineas de metro. Todo lo necesario para la comodidad y disfrute del visitante. El Louvre tiene más de 8 millones de visitantes anuales, llegados de todas partes del mundo. Pues se trata de un punto referencial a la hora de conocer la cultura occidental.

Las colecciones del Museo del Louvre se agrupan de la siguiente manera; pintura occidental, escultura, antigüedades orientales y artes del Islam.

Entre las obras más importantes nos encontramos La Victoria de Samotracia, La Gioconda, La muerte de la Virgen del Caravaggio, la Venus de Milo, y un largo etcétera, de obras básicas de la cultura occidental y de oriente. 

1 de agosto de 2011

"LA EXPOSICIÓN Un medio de comunicación" de Ángela García Blanco

Un título muy interesante a la hora de ampliar la información sobre la organización de exposiciones, es "La exposición, un medio de comunicación" de Ángela García Blanco, de la editorial Akal, editado en 1999.

Como se puede imaginar por el título, el texto, en este caso nos introduce en el ámbito de la exposición, como un medio de comunicación con el espectador. Desarrollando y haciendo hincapié en los diferentes aspectos necesarios para crear una buena conexión con el espectador.

Se desarrollan temas básicos expositivos como la ordenación, el espacio, las necesidades del público, facilidad de acceso, comprensión por parte del visitante. Todos estos aspectos se desarrollan y enlazan al rededor del espectador. El destinatario final, que ha de percibir la exposición como un mensaje único, fácil de comprender y provechoso para su conocimiento. 

En el caso de las nuevas tecnologías, se le dedica un capítulo concreto, donde se desarrollan diferentes medios expositivos, analizando los pros y contras de los nuevos métodos expositivos digitales, desde  holografías, vídeo-exposiciones, o sistemas de audio. El análisis de dichos medios, que se desarrollan dentro de la exposición, están muy bien definidos. Pero quizás echamos en falta un análisis de las nuevas tecnologías desarrolladas a través de Internet, quizás sea por lo prematuro del libro, pero no aparecen. Sólo podemos informarnos sobre las posibilidades físicas.

En general, es un buen libro para saber un poco más de como los diferentes aspectos de la exposición participan de la experiencia del espectador. De como a través de los estudios realizados por los principales museos, se han conseguido definir unas pautas básicas de actuación a la hora de organizar exposiciones. Para conseguir la interactuación satisfactoria con el visitante, que al fin y al cabo es la parte más importante de la exposición, sea cual sea su finalidad.